Ya llevo cuatro meses aquí y mi experiencia de SVE se ha convertido en la mejor decisión que he tomado en mi vida. En estos últimos meses he tenido muchos momentos de bajón, no voy a mentir, me he sentido desmotivada y sin energía por algunas cuestiones de burocracia y por echar de menos a mis amigos. Sin embargo, también han sido meses en los que he conocido a gente nueva que me ha inspirado.  Fui a bailar salsa casi todos los fines de semana, visité mercados al aire libre súper chulos, aprendí a editar fotos y hacer que mis documentos se vean realmente bonitos, exsve-barcelona (3)ploré toda la ciudad mientras buscaba otro apartamento, y me mudé a la mejor ubicación posible en Barcelona: Gracia.

Pero lo que más he disfrutado hasta ahora ha sido pasar la Navidad en la playa de la Barceloneta, beber cerveza, comer los típicos alimentos de Navidad y filosofar sobre la vida con mi nueva y maravillosa amiga, que conocí en Barcelona. Si bien para quienes viven en Barcelona esta ha sido otra Navidad soleada, para mí este ¡ha sido el primer invierno soleado que puedo recordar!

En Serbia el invierno significa nieve, 15 grados bajo cero, frío, atascos, tiempo con la familia, comidas deliciosas y una celebración de Navidad el 6 de enero. Aquí, en cambio, el invierno significa tiempo soleado, 15 grados positivos, playa, mar, comidas deliciosas y celebración navideña el 25 de diciembre. Este año he tenido la oportunidad de experimentar ambas cosas, ya que voy a volver unos días a Serbia para las fiestas ortodoxas.

Resulta tan extraño ver todas las luces y decoraciones navideñas sin ver la nieve ni sin sentir el frío en los dedos. Este “invierno” he sido feliz por sentir el sol y el mar, por llevar sólo una chaqueta ligera al aire libre (y no todo el “equipo de invierno”) y por poder disfrutar de una cerveza fría en vez de una taza caliente de té, sin la cual me “moriría” de frío.

Mi alma vagabunda absorbió el mar imaginando nuevos viajes, mis cálidas manos abrsve-barcelonaazaron la luz del sol y el aire salado y mis pies despertaron de la suavidad de la arena de la playa. Muchas veces en estos cuatro meses me pregunté cómo volveré a Serbia desde la ciudad de la que me enamoré hace 10 años (la historia de amor más larga de mi vida), desde la ciudad en la que todos mis sentidos se cargan de energía, a causa de su belleza, pero también de tanta historia de sufrimiento; desde la ciudad de los artistas, rebeldes y luchadores por la libertad donde la gente te sonríe en la calle aunque no te conozca.

Supongo que mi primera prueba será ahora cuando regrese a casa y sienta ese invierno frío y sombrío que he llegado a conocer y disgustar durante mis 25 años de existencia en este planeta. Estar atentos para más detalles sobre mi cálida y fría batalla navideña.

Aleksandra.