Durante nueve meses he tenido la oportunidad de participar en un proyecto de voluntariado europeo (ESC) en Bolonia (Italia), colaborando con una asociación dedicada a la movilidad internacional. Ha sido una experiencia profundamente enriquecedora, tanto a nivel personal como profesional, y me ha permitido crecer en muchos sentidos.
En mi día a día, participé en actividades como intercambios lingüísticos, gestión de redes sociales de la asociación y visitas a escuelas para aplicar métodos de educación no formal. También tuve la oportunidad de presentar diferentes programas y oportunidades europeas a jóvenes, ayudándoles a descubrir nuevas opciones de futuro.
Uno de los aspectos más destacados de esta experiencia ha sido poder viajar. Además de conocer muchas ciudades italianas, también visité lugares como Estambul y Jordania. Estas escapadas me han permitido ampliar mi visión del mundo y enriquecerme culturalmente.
Bolonia, además, es una ciudad muy joven, dinámica y acogedora, con una gran presencia de estudiantes y personas de todas partes del mundo. Esto facilita mucho conocer gente nueva y crear una red social sólida, especialmente al llegar desde otro país. Su energía y calidez contribuyeron mucho a mi adaptación y bienestar durante la estancia.
En el plano social, he conocido personas maravillosas con las que he compartido momentos intensos y muy especiales. La experiencia de vivir con otros voluntarios crea vínculos muy fuertes, y sé que algunas de estas amistades serán para toda la vida. Eso sí, también ha habido momentos difíciles, como las despedidas o la adaptación inicial a un entorno desconocido. Al principio me costó abrirme, pero con el tiempo logré sentirme como en casa.
También quiero destacar el apoyo que recibí por parte del equipo de la oficina. Siempre estuvieron pendientes de nosotros, nos hicieron sentir bienvenidos y nos ayudaron en cualquier dificultad.
Sin duda, recomiendo esta experiencia a cualquier joven con ganas de crecer, descubrir nuevos horizontes y ganar independencia. Ha sido una etapa vital llena de aprendizajes, en la que también pude aprender italiano y hacer turismo —dos cosas que siempre me habían atraído.
El voluntariado ESC en Bolonia ha sido una experiencia transformadora que siempre recordaré con muchísimo cariño.





