Conocí el TLN Mobilicat gracias a un amigo que también participó de este programa, pero fue a otro destino. Ya había acabado mi carrera, historia, y también el máster de profesorado para poder ejercer en este campo laboral. Había hecho todo lo necesario para poder comenzar a trabajar. Pero no encontraba mi sitio a nivel laboral, ni me sentía bien, ya que después de trabajar unos meses pase otros sin hacer nada. Me notaba muy desmotivada y estafada socialmente y se me presentó la oportunidad de marcharme fuera a trabajar durante dos meses y una semana. Fue toda una revelación porque no tenía nada mejor que hacer. ¿Y qué podía haber mejor que escaparme a vivir una experiencia como esta? 

Al inicio tuve mucho miedo porque nunca antes me había ido tanto tiempo de casa ni me había independizado. Pero es un proceso en el cual conoces a gente de tu edad que participaran en la misma aventura y tienes el apoyo y la guía de los tutores y tutoras de la Fundació Catalunya Voluntària antes, durante y al terminar la experiencia. Así pues, dicho y hecho, me puse en contacto con la coordinadora del proyecto, Elena, y me aceptaron para formar parte de esta aventura. (Tienes que cumplir unos requisitos: unos estudios previos, una situación laboral determinada, etc.) Toda la experiencia ha sido financiada completamente, y sinceramente si no lo hubiera sido me hubiera estado imposible realizarla. Empiezas con el curso de idioma propio de tu país de destino, en mi caso el italiano. Vuelves a tener una rutina, por mucho que haya mañanas que te dé pereza levantarte y llegar a Barcelona, es muy gratificante. Combinas el estudio de la lengua con actividades para conocer más a la gente con la que te vas y te conoces a ti delante de posibles situaciones futuras cuando llegues en el así seleccionado. 

Te vas allí para trabajar y especializarse más en tu sector o bien para ampliar horizontes y conocer otras opciones. También convives con la gente que llevas conociendo un mes y no siempre es fácil, pero es una forma de crecer y espabilarme que creo que me ha ido muy bien, y en general va muy bien. 

En conclusión, esta experiencia me ha servido para crecer a nivel personal, descubrir que sí que soy una adulta funcional capaz de espabilarme en un país extranjero. He vuelto con ganas de coger el toro por los cuernos y empezar a tener la vida que quiero.