Creo que el nombre le hace total justicia a este proyecto. El poder del teatro es tan grande que puede unir personas con diferentes ideales, religiones y creencias. Cuando actúas, tu realidad es la que estás creando, y se aprecia un ambiente mágico.

Llegamos a Cornellana, un entorno montañoso precioso, dejando atrás la contaminación de la ciudad, con miedos y pocas expectativas; ¿me lo pasaré bien?

¿Haré amigos? ¿Conseguiré compartir lo que llevo dentro y sacar lo mejor de mí? Sonaba todo el rato en nuestras cabezas. Entre nosotros nos conocíamos de un día, de la reunión previa al proyecto, pero, en seguida nos sentimos en familia. En nuestra familia, aparte de los cinco participantes españoles, estaba también Elena, la coordinadora del proyecto, Gemma, la facilitadora y creadora de The Power Of Theatre, y Laura, la cocinera más divertida y amigable que podríamos haber tenido.

Poco a poco, a medida que pasaban los días y ratos juntos, íbamos conociendo a más gente y, aunque no supiésemos mucho los unos de los otros, nos apoyábamos, compartíamos circunstancias y trabajábamos juntos. El lenguaje nunca fue una frontera, ya que nos las apañábamos para entendernos.

Tocamos distintos aspectos teatrales; clown, teatro de la oprimida, títeres, improvisación, etc. Cada rama nos aportó cosas distintas y conseguimos dejar la vergüenza atrás y sumar entre todos. Todos teníamos vergüenza de decir nuestra idea y le teníamos respeto a mostrar nuestras creaciones. Salieron temáticas y problemáticas muy interesantes a debatir.

Estos ratos de ensayos y creación juntos con los de tiempo libre fueron los que nos hicieron conectar con todo el mundo, cada vez más íbamos más “a una”.

Eva, una de las participantes, nos comentó que se lleva un recuerdo muy bonito de este intercambio juvenil. “Se creó un clima distendido, extraordinario, de proximidad y de confianza que me permitió conectar con las personas que había a mi alrededor, con el teatro y, sobre todo, conmigo misma. Me sentí libre en un entorno seguro y saqué muchos aprendizajes. Valoro mucho esta experiencia.” Y qué razón tiene Eva… Nos sentimos tan libres y conectadas qué poco nos los imaginábamos el primer día que así sería.

Othmane nos comparte: “Ha sido una experiencia increíble e inolvidable, donde hemos pasado una semana llena de energía, aprendiendo teatro con gente muy

buena de diferentes partes del mundo; compartiendo culturas, experiencias y buenos momentos.”

Creo que mis compañeros no lo podrían haber resumido mejor. Una experiencia motivadora en un entorno enriquecedor. Muchas gracias, Catalunya Voluntària por esta oportunidad, gracias Gemma por crearlo, ser la mejor facilitadora del mundo y cuidarnos tanto entre todas.