Hola, futuro participante de Erasmus+. Sí, tú, que estás ahora mismo con mil pestañas abiertas buscando la plantilla perfecta de carta de motivación mientras el plazo se te echa encima. Hemos estado en tu lugar y sabemos perfectamente cómo te sientes.
La cruda verdad sobre las cartas de motivación que nadie te ha contado:
Tu primer párrafo puede salvar o enterrar tu solicitud. ¡Tienes solo 30 segundos para captar la atención del coordinador! Si empiezas con “Me llamo…”, cierra el documento y empieza de nuevo. En serio.
Ser formal no significa ser aburrido. Piensa en ese profesor cuyas clases nunca te perdías. Hablaba con rigor académico, pero cada palabra atrapaba tu atención. Así debe leerse tu carta: profesional, pero con personalidad, con un tono que invite a seguir leyendo.
‘Bloque de texto’ = “Gracias, siguiente”. ¿Has visto alguna vez la reacción de alguien al leer un correo sin párrafos? Exacto. Tu carta debe respirar. Párrafos cortos, transiciones claras, estructura lógica. Que sea un placer leerla incluso a las ocho de la mañana con el café a medio terminar.
“Quiero mejorar mi inglés” es la vía rápida al rechazo. Lo escribe todo el mundo. Sin excepción. En su lugar, cuéntanos sobre ese curso en derecho internacional que complementa a la perfección tu grado. O sobre el laboratorio de biotecnología que solo existe en esa universidad. Los detalles marcan la diferencia.
Tu historia debe centrarse en el futuro, no en el pasado. No desperdicies espacio repitiendo tu CV. Cuéntanos cómo Erasmus+ será el puente entre quien eres hoy y quien sueñas ser dentro de cinco años. Eso sí impacta.
¡Termina con fuerza! El último párrafo es tu oportunidad de dejar una impresión duradera. Explica cómo planeas aplicar lo que aprendas no solo en tu vida, sino también en tu comunidad, tu universidad o tu país.
Consejos extra de alguien que ya ha pasado por esto y sabe lo que funciona:
- Escribe un borrador, déjalo reposar un día y reléelo. Te sorprenderá la cantidad de cosas que querrás cambiar.
- Pídele a alguien con ojo crítico que lo lea. Tu madre dirá que está perfecto — busca a alguien que no tenga miedo de señalar tus puntos débiles.
- Personalízala para la universidad específica. Menciona sus valores, tradiciones y cursos únicos. Es como decir el nombre de una persona en una conversación: muy poderoso.
- Evita los clichés como si fueran una plaga. “Desde niño he soñado con…”, “Esta es una oportunidad única…” — táchalos sin piedad.
- Revisa dos veces fechas, nombres de programas y contactos. Un error en el nombre del programa y tu carta acaba en la papelera, por muy brillante que sea el resto.
¿Recuerdas esa sensación cuando terminaste un libro y pensaste: “¡Wow, qué bueno fue!”? Así debería hacerte sentir tu carta de motivación. No solo abre la puerta a Erasmus+ — demuestra que esa puerta estaba hecha para ti.