Una vez leídas y analizadas todas las evaluaciones de las actividades de “Youth Leadership for Advocacy”, redactadas a mano por el grupo en el último día, podemos informar que ésta ha alcanzado los objetivos, definidos hace exactamente dos años, pocos meses antes del inicio de la pandemia.

Si hacemos caso a los comentarios y puntuaciones del grupo de participantes, anónimos, los objetivos generales y específicos de la actividad han sido alcanzados con nota de notable alto.

Concretamente, de los 4 objetivos generales, los dos últimos han alcanzado la nota más baja de todos, con un bien OG3: “identificar los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para realizar estas acciones con éxito”; (6 sobre 10) y OG4: “recopilar las herramientas válidas para desarrollar y reconocer esta competencia específica” (6.5 sobre 10).

 Los otros dos, sin embargo, han tenido una nota de notable OG1: “comprender que la incidencia es parte de nuestro papel como entidades no lucrativas y juveniles”; (7,6 sobre 10) y OG2: “aprender cómo apoyar a las personas jóvenes para que asuman liderazgo en la organización de nuevas acciones de incidencia, participando activamente en todas las fases” (7,5 sobre 10).

Si analizamos los objetivos específicos, la valoración llega a superar el 8 respecto a los 2 primeros objetivos específicos OE1 (8,16): “compartir historias, prácticas y experiencias, exitosas o no, sobre acciones de incidencia realizadas por las organizaciones promotoras a escala local, regional, nacional, europea e internacional”. OE2 (8): “definir conjuntamente un marco de competencias “para que los jóvenes asuman el liderazgo realizando acciones de incidencia pública” que podamos utilizar en cada organización promotora”.

Los otros dos, OE3: “desarrollar las 4 competencias clave durante la misma actividad” y OE4: “aprender a diseñar, implementar y evaluar una campaña” se valoraron con una nota algo más baja; con 6,6 y 7 sobre 10.

La valoración muy personal de cada uno en cuanto a la percepción del nivel de consecución de dichos objetivos da como resultado un valor medio de notable (de 7,17 sobre 10), a pesar de tratarse de objetivos ciertamente ambiciosos por una actividad de 6 días de duración, más teniendo en cuenta la enorme diversidad de contextos y procedencias del grupo y el muy distinto grado de experiencias y conocimientos sobre el propio tema de la actividad.

Queremos destacar aquí que a lo largo de todo el proceso de preparación, hemos intercambiado correos y realizado conversaciones en línea con las personas coordinadoras de las entidades promotoras y con los/las participantes y que los objetivos se han mantenido como válidos a lo largo de todo ese tiempo.

Como es práctica consolidada en la FCV hemos preguntado sobre aspectos logísticos (alojamiento, espacios, comidas y pausas/café), con una nota media de notable (7,65 sobre 10).

En cuanto al grado de desarrollo de las 4 competencias específicas con las que hemos querido fijarnos, por su estrecha relación con la realización de acciones de incidencia exitosas, la nota media de todas las valoraciones realizadas, nuevamente de forma anónima y individual por todo el grupo de participantes es la siguiente (con un valor sobre 10): trabajo en red: 8, 4; comunicación efectiva 8,2; realización de campañas 8 y liderazgo 7,2, de nuevo con una nota media de 8.

 

La actividad ha alcanzado sus objetivos gracias a un equipo organizador compuesto por Sia, Théo, Zuhair e Ioanna, bajo la coordinación de Lluc (coordinador de programas en la FCV), así como gracias al equipo internacional de facilitadores, compuesto por Nikos de Grecia, Aleksandra de Turquía y el propio coordinador, responsables de un programa de actividades donde prácticamente todo el grupo se convirtió en protagonista (y si no durante el programa, al menos en el tiempo libre); Bóroka, dada su experiencia presentó un método y facilitó una sesión; Kate, de Macedonia del Norte, y Mihaela, de Bulgaria, realizaron un taller, dedicado a la comunicación no verbal y al marketing digital, respectivamente; Ola y Kasper de Polonia, y Marian, de Rumanía, compartieron su experiencia, los dos primeros como organizadores de una acción local de sensibilización, y, el segundo, como director de dos iniciativas de incidencia  creadoras de nuevas infraestructuras locales y regionales, o bien Lorenzo, de Portugal quien nos ayudó a empezar el día con energía proponiendo juegos.

La actividad ha sido posible gracias a todo el grupo y, también, al apoyo del programa Erasmus+ de la Comisión Europea y de la Agencia nacional española, quien confió en la asociación promovida por la FCV con entidades juveniles y no gubernamentales de dichos países, con las que esperamos continuar colaborando en próximas actividades este mismo año.