Realizamos el programa de movilidad de APV a Katowice, Polonia. Para visitar y tener una reunión con el Instytut Rozdziénskiego, donde Krzysztof nos iba a presentar el proyecto. Salimos de Barcelona el viernes por la madrugada, bastante temprano, seguramente el primer vuelo de la mañana, e hicimos escala en Frankfurt, Alemania. Finalmente llegamos a Katowice sobre las 15/16h. Desde el aeropuerto, tomamos un autobús al centro que nos demoró como unos 45 o 55 minutos.
Una vez llegamos al centro de la ciudad nos alojamos en el B&B. Y quedamos con los responsables del proyecto, en el restaurante Tatiana, casi al lado del centro, a penas lo separaba una calle. Una vez ahí, dejamos a elección de los locales nuestra cena. Eran cuatro locales (Alina, Karolina, Krzysztof y Kamil), ósea de Polonia, un bulgaro, que llegó tarde con otro polaco y nosotras dos. Para el segundo día fuimos a desayunar a Aïoli, un restaurante particular con un menú variado, cabe destacar que la comida estaba exquisita. Al terminar, Natalia, que era una de las responsables, nos llevó hasta el Instytut Rozdziénskiego donde estuvimos toda la mañana en una reunión la cual, aquellos que organizaban nos explicaron con una presentación del Infopack los trabajos y actividades que haremos en Abril con sus respectivas fechas.
Al finalizar la reunión, los polacos nos dejaron tiempo libre. Durante este tiempo visitamos la ciudad, fuimos a un centro comercial y paseamos por las calles viendo todo tipo de tiendas, nos sorprendieron los precios tan bajos (en comparación con el Euro), sobre todo la comida. Después de pasar el rato por el centro, fuimos al hotel a dejar algunas compras que hicimos y como habíamos acordado, volver al Instytut Rozdziénskiego para ir todos juntos al restaurante Bella Mozzarella decidimos ir con unos minutos de antelación para esperar a Natalie, Krzysztof y el resto. Cuando llegamos al restaurante, los búlgaros fueron bastante groseros, porque en lugar de acompañar al grupo desde el instituto fueron ellos mismos e independientemente del resto al mismo restaurante. Además al llegar todos al local, ellos estaban saliendo y nos comunicaron que iban a visitar una iglesia que había cerca. Todos nos reímos bastante por la situación, la verdad, porque era cuanto menos surrealista.
Pedimos pizzas y fue sin duda donde mejor ambiente hubo con los miembros del Instytut, sobre todo con Natalia, con quien llegamos a mantener una conversación y finalmente nos acabamos siguiendo en redes sociales, es con quien tuvimos mejor relación de los presentes. Cabe destacar que todas las comidas que hicimos durante el viaje las costearon ellos, es decir, no pagamos ninguna comida. Y los restaurantes donde estuvimos yendo fueron lugares bonitos y bastante armoniosos, con colores y bien decorados. Muy acogedor, en general.
Para finalizar, consideramos que es un buen método de conocer la zona de Katowice y tener una breve presentación o acercamiento con los representantes de cada país, aunque no fueran ni la mitad de los que deberían, pero hubo trato con los responsables. Para conocer y crear contacto entre grupos estuvo bien.