Llevo casi 1 mes participando en un proyecto de Servicio Voluntario Europeo de dos meses para la entidad System & Generation en Ankara y la experiencia es completamente sorprendente.

En este país, la cultura y tradición es muy distinta a la que conozco, lo que lo hace un lugar interesante para aprender y abrir la mente a otras realidades.

Las actividades del día a día son bastante diversas y junto con el grupo de voluntarios, nos turnamos los proyectos, dictamos talleres en una guardería, hacemos manualidades en un asilo, servimos té en un restaurante turístico y, a veces, realizo tareas en la oficina (según nuestras capacidades y nuestras ganas).

Tenemos clases de turco dos veces por semana, lo cual nos funciona con lo básico para poder comunicarnos en la ciudad y al menos poder decir teşekkür ederim (gracias). La gente es tan servicial y atenta que quieres que entiendan tu agradecimiento.

Además, también estoy aprendiendo a desarrollar habilidades distintas como enseñar español, desde el inglés, lo que me resulta muy divertido, aunque no siempre son los mismos alumnos, así que es un reto mejorar semana a semana.

En general, cada actividad que hacemos nos trae un aprendizaje nuevo y estar lejos de la zona de confort hace que aprecie el mundo de distintas maneras. Es sorprendente lo rápido que se crean amistades de todos los países y de otras culturas.

Comprender la visión del mismo mundo que vives a través de los ojos de otro es una de las mejores experiencias que me está trayendo este proyecto.

Además, aprendes mucho de ti misma y de cómo te desenvuelves con los demás. Así que si puedo resumir mi primer mes en una frase sería: antes de juzgar, siempre es bueno observar, comprender y escuchar. Inevitablemente ello te pondrá en los zapatos de la otra persona y esta acción hará que tengas paciencia con los demás y, en especial, contigo mismo.

Fiorella Lertora