El curso de formación Laboratory Training: Designing learning for Peace Education fue una oportunidad muy especial para el desarrollo de procesos de diseño prácticos en torno a la educación para la Paz. La formación, que duró 5 meses y varios módulos (online y presenciales) fue una experiencia muy enriquecedora y potente que giró alrededor de un manual que se había hecho anteriormente pero había que poner en práctica.
El grupo de trabajo estaba formado por 24 participantes, contando con procedencias de hasta 7 países, lo que dio una amplia variedad de experiencias y un rico abanico de ámbitos profesionales. Además del intercambio cultural pienso que es muy interesante trabajar con personas con diferente experiencia y recorrido, y más si son de otras partes del mundo, porque da una perspectiva muy valorable.
El primer bloque (3 módulos online impartidos durante agosto), sirvió para empezar a trabajar con la base teórica del curso, enfocado en la clarificación de términos como paz-violencia, conflicto, resolución y transformación de conflictos, educación formal vs. no formal, mecanismos de construcción de paz, etc. La parte teórica parece que tenga que hacerse más pesada, pero la facilitación que hicieron los formadores lo hizo más ameno e interesante, ya que el trabajo en línea se hacía en materiales como textos, vídeo-conferencias y otros recursos.
Una vez hecho este trabajo llegamos al bloque 2 donde la formación era presencial durante una semana en Kobuleti, Georgia. La experiencia fue inmejorable y aprendimos muchísimo en relación a la aplicación de nuevas metodologías para el trabajo de Educación para la Paz. Las sesiones, de hora y media y con pausas entre ellas, siempre se hacían interesantes aunque es cierto que al final del día todas y todos estábamos rendidos. Tanto los formadores como los organizadores locales estuvieron completamente a la altura de mis expectativas y fueron unos días muy chulos, donde establecimos vínculos que se mantendrán vivos durante mucho tiempo.
Vueltos a casa después de este septiembre tan intenso encaramos el bloque 3, otra formación online con 3 módulos más donde el objetivo era la preparación de la segunda parte presencial del curso de formación. Es decir, que cuando nos volviéramos a encontrar en diciembre nosotros los participantes cambiaríamos de rol y pasaríamos a ser formadores. De este modo, poniendo en práctica todos los contenidos trabajados antes, podríamos ser más concretos en los aprendizajes hechos y tendríamos una experiencia más completa. Aquellos dos meses sirvieron para prepararnos tanto en contenido como en organización y planificación del curso por parejas dentro de dos grupos de trabajo más genéricos; la Educación para la Construcción de Paz (Peacebuilding) y la Educación para la Vivencia de la Paz (Peaceliving), con una temática compartida para todos que era los procesos de radicalización y extremismo.
El cuarto y último bloque se dio a Rustavi, otra ciudad de Georgia, durante una semana. Allí desarrollamos las sesiones que habíamos estado preparando y tuvimos el retorno y evaluación del resto de compañeros. La experiencia fue muy interesante y a la vez un reto, ya que mucha gente del grupo no tenía experiencia en facilitación de grupos. Sin embargo, las sesiones se hicieron amenas y aprendimos un montón tanto a nivel más conceptual como dinámicas y ejercicios a poner en práctica. A nivel personal, para mí supuso también un refuerzo de todas aquellas relaciones que llevábamos cultivando desde septiembre, ahora haciéndolas más fuertes y profundas.
En conjunto, un buen cóctel que ahora deberemos digerir y empezar a pensar estrategias de implementación, ya que con la experiencia adquirida ahora vienen muchas ganas de trabajar en casa y en red con otras entidades en proyectos concretos. Los tres participantes catalanes que formamos parte de él somos un equipo muy bonito que venimos con las pilas cargadas y con el convencimiento de que la Educación para la Paz es una realidad aplicable e imprescindible.
Neus Rosell.