¿Sabes cuando estás seguro de cómo será tu futuro, pero de repente te pasa algo que te hace cambiar de idea sobre todo eso?
Bueno, a mí me pasó lo mismo hace unos tres meses, cuando me dijeron que había ganado una beca del programa Erasmus+ para hacer unas prácticas en el extranjero. Así, el 10 de abril acabé en el aeropuerto de Venecia, con tres maletas enormes, lista para irme a hacer unas prácticas de tres meses a Barcelona.
No sabiendo qué me estaría esperado allí, llegué a Barcelona con un poco de miedo y aturdida. Afortunadamente, mis expectativas fueron superadas ampliamente: todos en la FCV me dieron la bienvenida de la mejor manera posible y me involucraron en su vida, lo que me hizo sentir aceptada desde el primer día.
En el trabajo, me ocupo sobre todo de tareas de traducción y comunicación. Ayudo a Lorena, mi coordinadora, con las traducciones del castellano y català al inglés: la página web de la Fundació, la memoria de actividades del año pasado y otros informes, documentos y noticias. También contribuí a arreglar la biblioteca que tenemos aquí, con lo que ahora la oficina queda aún más bonita!
Al mismo tiempo, trabajando en la FCV aprendí muchísimas cosas nuevas. Desde el punto de vista práctico, por ejemplo, ahora sé gestionar la página web y sé como comunicarme con las demás entidades socias de otros países. Por no hablar del idioma: por fin tuve la oportunidad de poner en práctica lo que había estudiado en la universidad, mejoré mi español y ahora entiendo también un poco el català!
Además, gracias a la FCV he empezado a descubrir el “mundo” de las organizaciones sin ánimo de lucro – mundo que, antes de llegar aquí, no conocía en absoluto: las acciones de voluntariado que realizan y promueven, los proyectos internacionales, los cursos y intercambios en los que están involucrados y, sobre todo, las oportunidades que están disponibles para los jóvenes de toda Europa. Tuve la suerte de participar en una visita de estudio que se llevó a cabo en la Fundació y pude conocer brevemente a los participantes de un curso de formación internacional organizado por la FCV.
Y tuve la suerte de poder aprender todo esto en el escenario más increíble del mundo: ¡Barcelona! Ni puedo empezar a explicar lo mucho que quiero a esta ciudad. El parc de Montjuic y el paisaje que se ve desde arriba de su castillo; la playa con las palmeras y el Paseig de Gràcia; los colores dentro del mercado de la Boqueria – y en toda la ciudad, si vamos al caso; el museo de Joan Miró, las luces dentro de la Sagrada Familia… ¡todo! Y nunca podré olvidarme de la “Diada de Sant Jordi”, cuando Lluc trajo a las chicas de la FCV una rosa roja, y toda la ciudad estaba llena de paraditas que vendían flores y libros de segunda mano; o el día de mi cumpleaños, cuando fuimos a comer “pinchos” para celebrarlo; hacer un “tiramisú” con Gorai en mi piso; o ver el amanecer desde la playa de la Barceloneta, la noche de Sant Joan 🙂
Empiezo a pensar en la próxima vez que estaré en el aeropuerto de Venecia, ahora en la puerta de llegada, y mis tres maletas serán aun más pesadas, con todos los regalitos que llevaré a mi familia y amigos. Y estoy bastante segura de que echaré de menos las pausas para tomar un café al mediodía, las comidas con mis compañeras de trabajo y las reuniones de los miércoles. También, creo que me parecerá un poco raro el no volver con mis compañeros, a un piso que, después de tres meses, ahora lo siento un poco como si fuera mi casa.
Aun así, estoy segura de que tendré una sonrisa en mi cara, porque sé que ahora mi corazón es un poco más grande y estos tres meses han sido unos de los mejores de mi vida. Nunca me hubiera imaginado que esta experiencia hubiera podido cambiarme y afectarme tanto: en 13 semanas descubrí que significan la libertad, la independencia, la responsabilidad y la felicidad… y todo gracias a esta experiencia, esta ciudad y a la gente que he conocido en la FCV.
Gràcies i fins aviat,
Silvia.