Europa quiere continuar apostando por las actividades de solidaridad y de voluntariado europeo. Esta es una de las conclusiones extraídas después del acto de presentación del Cuerpo Europeo de Solidaridad, que tuvo lugar el lunes 11 de febrero en el Auditorio Meier del MACBA. El objetivo del programa? Fomentar la solidaridad en Europa a través de personas jóvenes que, durante un periodo de sus vidas, quieren ejercer el voluntariado.

Los proyectos de voluntariado europeo, que alcanzan temas tan variados como la enseñanza, la asistencia sanitaria, la integración social o el ámbito medioambiental, permiten, por un lado potenciar las mismas capacidades de los y de las voluntarios/as y, en segundo lugar, obtener un impacto positivo dentro de la sociedad. Los y las jóvenes participantes, que deben tener entre 18 y 30 años, reciben, a lo largo de su proyecto, alojamiento, viaje de ida y de vuelta, manutención y dinero de bolsillo. Esta es, por lo tanto, una oportunidad abierta a todas las personas jóvenes y, especialmente recomendada a aquéllas que necesiten un tiempo de reflexión o un cambio.

A pesar de que el Cuerpo Europeo de Solidaridad todavía no tiene el mismo peso que el programa universitario Erasmus, la Comisión europea ha decidido ahora aumentar su relevancia y, por lo tanto, su financiación: entre los años 2018 y 2020 este programa recibirá 341,5 millones de euros, y que permitirá la participación a 100.000 jóvenes. Esta decisión de Bruselas podría ser un intento para frenar el auge del sentimiento euroescéptico así como atenuar las actuales grietas de los valores humanitarios de la UE.

Tal y como se enfatizó durante la presentación, las entidades europeas son la columna vertebral de este gran proyecto europeo, encargadas de proponer y coordinar las actividades de voluntariado. En este sentido, Ramon Closas, técnico de Erasmus+ y del Cuerpo Europeo de Voluntariado de la Generalitat de Cataluña, agradeció con entusiasmo a las entidades catalanas por su trabajo y puso el foco también sobre los y las jóvenes europeos/as, de quienes dice son “la última esperanza de la Europa social, de la Europa que todavía late”.