La semana pasada fui a Coma-Ruga, Tarragona, para mi formación a la llegada.
Desde que estoy en la Fundación Catalunya Voluntaria, todo el mundo habla me de la formación a la llegada y de cómo le cambia su visión y experiencia del SVE. Personalmente, estaba un poco preocupada. Pensaba que como había llegado a Barcelona hace 2 meses, no la necesitaría y que me aburriría.
¡De ninguna manera!
Colombia, México, Francia, Italia, Grecia, Serbia, Austria, Bulgaria, Polonia, Liechtenstein, Ucrania, Rusia. Fuimos 25 jóvenes de todo el mundo reunidos durante una semana llena de actividades y talleres informativos. Y empezó la primera noche, justo después de la llagada al albergue.
Durante toda la semana, los 3 coordinadores organizaron ejercicios de team building (como una gimcana), actividades para saber cómo lidiar con conflictos y ratos más informativos para saber más sobre el programo Erasmus+ y sobre nuestros derechos y obligaciones como voluntarios/as. Además, tuvimos la oportunidad de hablar e intercambiar de que trataban nuestros proyectos y que esperamos de esta experiencia.
Lo que disfruté más, son los momentos informales que compartí con otros voluntarios en la playa, durante los “coffee breaks”, en nuestra habitación o durante la fiesta de despedida. Fue muy bonito compartir nuestra experiencia SVE y aprender sobre los difertentes países e idiomas.
Una de las cosas que más me marcó fue los momentos que compartí con dos colombianos y un chico de México. ¡No hablaban ni una palabra de inglés y mi nivel de español es muy básico, pero lloré literalmente de la risa con ellos! Todo el mundo durante toda la semana, hizo el esfuerzo de traducir todo en los dos idiomas, inglés y español, para integrar a todas las personas en las conversaciones y juegos. Incluso aquellos que no hablaban inglés. Confirmé que no se necesita hablar el mismo idioma para sentirse conectado, crear y compartir buenos momentos.
Además, me gustó mucho el circuito de tirolina, aunque casi “muero” 2 veces (¡por lo menos!), y el taller de castellers (torres humanas). Fue muy impresionante y fue un buen momento para mostrarnos que, juntos, podemos elevarnos.
Ahora, he vuelto a Barcelona y entiendo que el curso de formación a la llegada es realmente un momento importante en la vida de un voluntario/a SVE. Me permitió encontrar muchas personas interesantes y hacer nuevos amigos, entender que soy privilegiada al vivir esta experiencia y, tener entonces una nueva miraba hacia mi proyecto. Hoy, estoy más motivada que nunca para disfrutar mi SVE y estar implicada en mis tareas. Y puedo decir, sin duda, que si tienes la oportunidad de hacer un SVE, ¡no te lo pienses dos veces!
Jade.