A inicios de diciembre 2017 Xarxanet entrevistaba al Lluc Martí, coordinador de programas en la FCV:

Para la Fundación Cataluña Voluntaria el voluntariado es una potente herramienta de formación, empoderamiento y de cambio social. Trabajan para fortalecer el voluntariado, especialmente en el ámbito juvenil. Hablamos con su responsable de proyectos.

  • -¿Cuál es la misión de su entidad?

Hace un año hicimos un proceso de reflexión, y definimos que nuestra misión es “favorecer el voluntariado activo, la formación no reglada y la cultura de la paz”.

Creemos que hay muchos tipos de voluntariado, en el sentido de que hay mucha gente que quiere hacer voluntariado y no lo tiene fácil, y mucha gente que no se siente llamada: entendemos que el voluntariado debe ser accesible y todas las personas deben tener la oportunidad de hacerlo. A partir de nuestra experiencia, defendemos un voluntariado activo. Es decir, participativo, donde las personas pueden decidir muchos elementos de su actividad de voluntariado, donde, qué y cómo la hacen. También debe ser inclusivo, accesible a todas las personas. Y además defendemos que el voluntariado debe ser  formativo: creemos que es clave para desarrollar competencias. Y, por tanto, un voluntariado activo que debe ser empoderador de las personas. Cuando se habla de dar valor a las personas voluntarias, nosotros pensamos que precisamente la mejor forma de hacerlo es empoderándose y dándoles las la capacidad de decidir.

  • ¿Cómo nació la Fundación Catalunya Voluntaria?

Nació hace 10 años, justamente ahora estamos celebrando el décimo aniversario. Surgió a partir de una iniciativa juvenil de ámbito local, que se llamaba Barcelona Voluntaria. Creció tanto y promovió la realización de proyectos tan relevantes, que pasó a ser una Fundación de ámbito regional. Realizaron muchas acciones de voluntariado internacional, encuentros de jóvenes, seminarios, y se llegó a crear la Oficina Internacional del voluntariado juvenil. Desde Barcelona se organizaron conferencias mundiales en Panamá, Singapur, Taiwán, Colombia, el Líbano …. Ahora la oficina como tal está cerrada pero seguimos siendo miembros de la IAVE (Asociación Internacional para el Esfuerzo Voluntario).

  • ¿Cuál es la realidad en Cataluña?

Podemos estar contentos por muchas cosas. La sociedad civil y el tercer sector son muy diversos y dinámicos y actúan en muchos ámbitos y con cierto nivel de colaboración y trabajo en red, pero creemos que se deben mejorar algunos aspectos. Falta oferta e información sobre voluntariado, todavía hay gente que está buscando oportunidades y que no encuentra, y también hay mucha gente que no se siente llamada por el sector.

Tenemos entidades colaboradoras en muchos países de Europa y de otras regiones del mundo, y podemos apreciar que en otras áreas hay una cultura del voluntariado más extendida. Nos parece grave que haya poca participación de los jóvenes, y aún más grave ver que los que se dedican suelen tener un determinado nivel social y educativo por encima de la media. Muchas personas no tienen acceso a la experiencia y el aprendizaje que puede suponer un voluntariado. Por eso nosotros trabajamos por el reconocimiento del voluntariado como formación continuada, y para potenciar los incentivos del voluntariado.

  • ¿Qué proyectos realiza?

Tenemos 3 programas, cada uno de los cuales realiza diferentes proyectos. Son ‘Catalanes en el mundo’, ‘Voces por la paz’, y ‘Voluntarios activos’. Los tres programas tienen un componente de incidencia pública.

En los últimos dos meses hemos podido participar en la Conferencia Nacional de Voluntariado en Lima,  Perú, donde hemos defendido el voluntariado activo, en el Congreso Europeo del Voluntariado, en Viena, Austria, en el Congreso Estatal del Voluntariado en Sevilla. En los últimos años contribuimos en la preparación de la Ley Catalana del Voluntariado y formamos parte del grupo motor del último Congreso Catalán del Voluntariado y el Asociacionismo.

La Fundación Catalunya Voluntaria trabaja desde hace 17 años en el marco de programas de acción comunitaria de la Comisión Europea, que persiguen unos objetivos enfocados en el desarrollo de competencias por parte de las personas voluntarias. Una persona voluntaria puede mejorar competencias y aptitudes durante su voluntariado, y eso es algo que tiene muy bien asumido el programa Servicio Voluntario Europeo. Que se traduzca en un certificado siempre está bien, pero lo realmente decisivo es que las entidades sean conscientes del impacto que, sobre el aprendizaje de la persona, puede tener el voluntariado si se realiza de manera estructurada.

Sabemos que cada entidad es un mundo, pero los efectos positivos son transversales y beneficiosos para todos, comenzando por las propias entidades. Nosotros defendemos este tipo de voluntariado que es capaz de convertirse en una experiencia de formación no reglada y continuada en el tiempo. Tenemos previsto realizar talleres y recursos en línea para ayudar a las entidades a implantar este modelo de voluntariado, que depende de factores muy sencillos y que simplifican la vida para la entidad.

Trabajamos sobre todo con gente joven y con personas vinculadas a entidades. Hacemos sesiones informativas a gente que quiere hacer un voluntariado europeo a través del programa Erasmus + de la Comisión Europea, organizamos intercambios de jóvenes y cursos para personas involucradas en entidades no lucrativas, y organizamos formaciones para líderes. Somos miembros del Consejo de Juventud de Barcelona, de Federación Catalana Voluntariado Social, de la ‘United Network of Young Peacebuilders-UNOY’ con sede en La Haya, de ‘IAVE Internacional Association for Volunteer Effort’ y de la red informal ‘Peacebag for Euromed Youth’, formada por 15 entidades de 11 países del mediterráneo.

  • -¿A qué dificultades tiene que hacer frente?

Tenemos los mismos problemas que muchas otras entidades, como son la falta de recursos, que dificulta hacer proyectos de larga duración y con mayor impacto, así como la creación de equipos estables. La incertidumbre que afecta a la sociedad la acabamos sufriendo también las entidades. También nos damos cuenta de la dificultad generalizada para hacer cambios, así como del poco valor que los procesos de formación tienen dentro de las entidades.

  • ¿Con cuántos  voluntarios y voluntarias cuenta ahora la FCV y qué papel juegan en el seno de su entidad?

La fundación funciona con 7 personas, de las cuales 5 son voluntarias y sólo hay 2 técnicas. Otras personas, voluntarios y voluntarias, alrededor de 25, colaboran con una dedicación de pocas horas a la semana. Suelen ser jóvenes provenientes de diferentes países, tales como, actualmente, de Polonia, Rumanía y Turquía, a través del Servicio de Voluntariado Europeo. Aparte, apoyamos a 40 personas al año a vivir experiencias de voluntariado internacional a través de dicho programa,  personas que en muchos casos, tiene su primera experiencia de voluntariado.

  • ¿Cuál es el perfil de su voluntariado?

Sobre todo gente joven: las personas que vienen a colaborar con nosotros tienen cierta experiencia en el tercer sector en su país y, por lo general, tenemos muchos candidatos. En cambio, las personas jóvenes que salen hacia el extranjero son jóvenes que suelen iniciarse en el voluntariado. Nosotros tratamos de facilitar el acceso a voluntariado para jóvenes que  tienen dificultades para acceder a una experiencia de este tipo.

  • ¿Cuál ha sido un momento especial en su trayectoria?

Hace 2 semanas hicimos la fiesta de los 10 años, que fue un evento muy bonito. Pero quizás me quedaría con el último seminario que organizamos este noviembre, dedicado al ‘Voluntariado por el cambio’, en el que pudimos reunir a gente que trabaja en ámbitos similares y, durante una semana, estuvimos aprendiendo los unos de otros. En coherencia con el título del seminario trabajamos por el cambio, utilizando nuevas metodologías, nuevas formas de organización para facilitar la intervención de todos. Éramos 22 personas, 18 de las cuales provenientes de entidades juveniles de base voluntaria de 12 países diferentes: Polonia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Letonia, Estonia, Grecia, Rumanía…..

Creemos que se trata de un concepto que hay que promover mucho: no puedes aspirar a cambiar la sociedad si no entiendes que tienes que cambiar tú primero, a escala individual y como parte de una organización.

  • ¿Cómo cree que será su entidad dentro de 10 años?

Imaginamos que todo será más virtual, con cambios tecnológicos, pero hay cosas que continuaremos haciendo iguales, como ofrecer oportunidades de voluntariado. Y haremos otras nuevas que irán apareciendo en función de lo que demande la sociedad. Entendemos que habrá cambios en el sistema educativo, en contenidos y metodológicos, y que habrá un vínculo más fuerte entre el trabajo y el sistema educativo. Esperamos que llegará un momento en el que los jóvenes y las jóvenes se preguntarán no sólo “qué quiero estudiar” y “en qué quiero trabajar”, sino también “donde quiero ser voluntario/a”.

Incluso me atrevo a ver que dentro de 10 años existirá un derecho a hacer voluntariado: igual que existe el derecho de reunión, de asociación, a participar en asuntos de interés público, podría existir un derecho a hacer voluntariado. Que la gente pueda hacer y elegir un voluntariado demuestra el grado de calidad democrática y de participación cívica de la sociedad. No nos podemos conformar, y más viendo como en otros países la gente tiene muchas más oportunidades para hacer muchos tipos de voluntariado diferentes, y tienen muchos más incentivos y reconocimientos que aquí no existen, desde el reconocimiento a la formación, puntos para acceder a trabajos públicos, descuentos en servicios o incentivos fiscales, etc.