El pasado 11 de julio, nosotros, Anna, Pol, Meritxell y Pedro fuimos a Katowice a realizar un intercambio de jóvenes. El proyecto “There is no planet B” que moldeó nuestros cerebros y nos hizo darnos cuenta de que hay muchas cosas que todos podemos hacer para convertirnos en ciudadanos activos.
Actualmente, los países más desarrollados son los que están haciendo todo lo posible para implementar políticas de reciclaje. Al mismo tiempo, este tipo de países son los que más perjudican al medio ambiente por su economía basada en el capitalismo.
En este contexto y gracias al intercambio que hemos hecho, nos damos cuenta de que depende de nosotros si el mundo mejora o empeora. Hay pequeñas cosas que todos podemos hacer para fomentar los principios de rechazar, reducir, reutilizar y reciclar. Aquí os dejamos algunos ejemplos: Todes podemos compartir contexto por redes sociales sobre cómo tratar al mundo y a la naturaleza. También somos capaces de crear nuestro propio compost o acudir a la “basura” de los contenedores de los grandes supermercados para convertirnos en “freegans”, por no nombrar que podemos escoger transportes más ecológicos.
Estas son solo algunas cosas que aprendimos de nuestro intercambio de jóvenes y que pondremos en práctica en nuestro día a día.
Aparte de toda la “teoría” basada en la educación no formal y las buenas acciones que nos enseñaron, también tuvimos muchas actividades prácticas.
Entre ellas podemos encontrar la visita al museo ubicado donde estaba la antigua fábrica de minas o aquél maravilloso día en el que visitamos una planta de reciclaje.
Tras todo lo dicho, el proyecto en el que participamos hizo significativos cambios en nuestras vidas. Tenemos más curiosidad por saber cómo apoyar las prácticas ambientales. Además, somos conscientes de la situación Europea desde un punto de vista medioambiental y poseemos el conocimiento y las herramientas para poder cambiar el mundo y hacer de él algo más sostenible.