Cuando participas en proyectos, sobre todo de esta duración (y con una pandemia de por medio), se convierte en parte de tu vida diaria. Pero un día, llegan a su fin. Entonces, te sobrevienen sentimientos encontrados. Contenta de poder finalizar un proyecto que has elaborado, en el que has trabajado, al que le has dedicado tiempo, y que tiene unos resultados de los que estás satisfecha. Triste, porque vas a dejar de tener reuniones y temas en común con compañeras y compañeros de diferentes lugares. Nerviosa, porque quieres que este proyecto sea sostenible, que sirva, y poder continuarlo de alguna manera.

Son muchos meses compartiendo con las compañeras de Eslovenia, Grecia e Italia metodologías, conversaciones y buenas prácticas. El proyecto ha crecido y se ha transformado con nosotras, y ha dado pie a unos resultados que ahora podemos compartir con el resto. Buenas prácticas, un programa inclusivo para actividades Erasmus (y no Erasmus), y un equipo de trabajo con el que esperamos poder seguir compartiendo nuevos proyectos. 

La evaluación del proyecto nos motivó para empezar a trabajar nuevas ideas donde poder incorporar toda la experiencia adquirida hasta ahora. Al final, lo que motiva de los estos proyectos es ver que tu esfuerzo no ha sido en vano. 

Podéis encontrar más detalles en la web: www.spreadthegame.org

¡Gracias por el camino hasta aquí!