Ahoj!
Aquí van algunas reflexiones hechas en medio a una semana super caliente en Croacia, llena de cosas para ordenar en el tercero Campamento de Verano que estoy en este año del Servicio Voluntario Europeo.
Este programa tiene un amplio alcance de posibilidades. Cuando afirmo eso quiero ante todo referirme a la variedad de perfiles que consecuentemente pueden inscribirse y vivir esa experiencia tan enriquecedora.
Yo convivo y tuve la oportunidad de conocer en los encuentros promovidos en el on arrival meeting y el mid-term meeting, por el programa Erasmus Plus, voluntarios con backgrounds y intereses muy distintos.
Hasta ahora, estuve trabajando en SVC con niños en el centro que tenemos allí para recibirlos, ayudando a el equipo con la preparación de materiales para la decoración de eventos con públicos y temáticas específicas y en los últimos meses estuve más involucrada con las clases de castellano para adultos principiantes.
Por mi experiencia como integrante de proyectos y estudiante, esas singularidades que son recurrentes en proyectos que engloban perfiles que van de los 18 a los 30 años, deben ser reconocidas y aprovechadas de la mejor manera que sea posible.
Por ejemplo, una persona con 18, 19 años de edad que ha crecido en un país como Alemania, donde salir de casa temprano y vivir un intercambio internacional es una experiencia recurrente entre los jóvenes, encara un Servicio Voluntario Europeo con ojos distintos de aquellos que, generalmente más mayores, que crecemos en países con contextos sociales o económicos menos favorables y que salen de sus casas con la desafiadora esperanza de no volver.
Para mi esas características que me parecen comunes a ciertos perfiles, deben ser encarados en los procesos de acogida con las complejidades que son características. Tarea que, hasta el momento que escribo estas breves reflexiones, no me parece que esten siendo considerada en los momentos de encuentros del ciclo de acompañamiento y poco menos alcanzada en los procesos de selección.
Muchas gracias,
Eucástila.