“Algún día todo tendrá sentido. Así que, por ahora, ríete ante la confusión, sonríe a través de las lágrimas y síguete recordando que todo pasa por una razón”.
Cuando un día de manera inesperada te llega un correo electrónico donde se te informa que el día 26 de noviembre marchas a Oporto hasta el uno de diciembre a un TC sobre el poder de la educación no formal, sientes dentro de ti una alegría inmensa para poder descubrir otro país, y así, vivir una experiencia corta por intensa. Esto es precisamente lo que viví en Portugal durante menos de una semana y que me dejó un sabor a boca más que dulce y más que delicado.
Esta pequeña población al norte de Portugal ya dos horas de Santiago de Compostela, fue el lugar elegido para hacer este emotivo TC rodeados de naturaleza, lluvia cada día, humedad para parar un tren, donde ciertamente me recordó al mar barcelonés y un ambiente calmado, agradable, relajado y muy distendido que me dejó con la espalda nueva.
POWER OF NON FORMAL EDUCATION AT IBERIAN LEVEL
‘Por favor, cortarlo como a mí me gusta-
¿Cómo?
‘Si, un corte sencillo a la parte elegante, Gracias. -‘
Este fascinante TC que nos llevó durante seis a visitar a nuestros vecinos Lusos, tenía como objetivo principal formarnos en el ámbito de la educación no formal, y como ésta, nos puede dar ideas a la hora implementar estas técnicas para jóvenes, alumnos de todas las edades y también en cursos, en caso de ser organizadores. Una semana llena de sorpresas donde aquel aire y atmósfera imprevisible y de pérdida era más que visible. Un curso enfocado a hacernos pensar y también a hacer de investigadores como una novela de Agatha Christie hasta llegar al objetivo que los facilitadores nos tenían preparados. Es de aquellos cursos que te dejan un muy sabor a boca y que no sabes porque, pero, lo repetirías.
Mediante actividades muy participativas donde todos éramos un solo equipo y donde el pensamiento y la estructura colectiva era imprescindible y necesaria para llevar a cabo todas las tareas.
Crear ciudades, hablar sobre política de manera abierta, respetuosa, hacer juegos de palabras, interactuar unos con otros y crear juegos fueron una de las actividades más aplaudidas.
Durante esa semana de una manera muy elegante y aparentemente sencillos como los vestidos de verano de Chanel, nos llevaron a ver una parte de la educación no formal que quizás hasta ahora no había caído, y que, considero muy necesaria para poder extraer el máximo de sus alumnos.
Al final de la semana, como un mágico equipo, acabamos toda esta escena tanto fabulosa vivida con un brindis de un Rioja negro para recordar que, de alguna manera, es, en el fondo, la felicidad y la tranquilidad lo que nos hace vivir.
Un ‘Cum laude’ a los organizadores.