Mi nombre es Marina y he participado en una actividad donde el destino era Kosovo (Peja), del 14 al 18 de octubre de 2022.

Cuando me propusieron participar en este proyecto acepté sin pensarlo, a pesar de tener que irme en dos semanas y saber que viajaba totalmente sola. Era mi primer viaje, estaba muy emocionada y lo único que podía ver era una oportunidad. Aunque los nervios y dudas vinieron más tarde, los días previos al viaje fue cuando más me lo replanteé. Me surgieron miedos, mi ángulos no era el mejor, no sabía si me adaptaría bien y tampoco conocía la cultura ni la forma de vivir.

Cuando llegó el día en que cogí mi primer avión, en dirección a Ginebra (ya que hacía escalera), sentí más emoción que nervios. Supongo que sus ganas superaban a cualquier miedo que pudiera producir vivir algo nuevo. Cuando por fin llegué a Pristina, después de muchas horas de viaje sola, ya podía alucinar conmigo misma por haber sido capaz de aceptar vivir la experiencia. Allí todo era muy distinto a lo que yo estaba acostumbrada.

La gente me acogió muy bien y sentí tranquilidad. Durante los días que estuve allí, estuve bien y tranquilo, cualquier miedo desapareció y sólo sentía cosas bonitas. Me lo pasé muy bien, aunque también trabajamos mucho!!! Pero era por eso que íbamos.

La actividad de Hackathon ‘Transformers-Age of Youth Work’ consistió en que, durante 48 horas intensivas, debíamos crear, en grupos reducidos, nuevas soluciones tecnológicas y digitales para solucionar problemas que afectan a las personas jóvenes, como la falta de oportunidades por el intercambio cultural en zonas que han sufrido conflictos armados. En la actividad, realizada con el apoyo del programa Erasmus+ de la Comisión Europea, participaron otras entidades y jóvenes de Macedonia del Norte, Lituania, Montenegro, Bosnia y Herzegovina,Kosovo y Albania.

Sin duda ha sido la mejor experiencia que he vivido a nivel personal, ya que me fui totalmente sola, a un país que no conocía, con gente que tampoco conocía, siendo la primera vez que cogía un avión y sobre todo con un nivel de inglés muy básico. Todo estaba en mi contra pero, sin embargo, acepté y estoy muy orgullosa de mí misma. Finalmente, quiero dar las gracias al profesorado del colegio, especialmente a Rubén, porque en todo momento estuvieron pendientes de mí, preguntándome cómo iba y cómo me sentía. Desde el día que me fui hasta el día en que volví. Esto me daba paz, ya que al final sentía que había gente pendiente de mí y que pese a físicamente ir sola realmente no lo estaba. Ruben también me ayudó antes de la movilidad, en el tema de los vuelos y la puesta en contacto con la asociación. Todo esto hizo que fuera más fácil. 

Quiero agradecer al CECAC ya la Fundació Catalunya Voluntaria por darme esta oportunidad, que sin duda no olvidaré en la vida y volvería a repetir mil veces más.

¡Gracias!

Marina