Mariana, la voluntaria de la FCV, ha vuelto de su formación intermedia en Mollina, Andalucía. Mariana dice que la formación duró 5 días y estuvo llena de buenas experiencias. Así que, vamos a introducirnos en su historia.


Reflexión, autoconocimiento, un entorno agradable, no discriminación y tolerancia. Estas son las palabras que mejor representan el ambiente en CEULAJ (el lugar donde se alojaron todos los participantes). Mis amigos y yo, a los que conocí en la formación a la llegada, iniciamos nuestro viaje desde Barcelona, pasando por Madrid, hasta Antequera. El primer día fue muy tranquilo, pudimos conocernos y romper el hielo. Además, sorteamos a nuestro “amigo secreto” al que teníamos que cuidar y hacer pequeños regalos en secreto.

Al día siguiente, tuvimos dos sesiones sobre nuestros miedos y expectativas antes, durante y después de la ESC. Un ejercicio concreto lo recordaré durante mucho tiempo. No sólo nos hemos concentrado en lo que sentimos por dentro, sino también en la percepción general del nuevo entorno. Al dibujar un árbol con grandes raíces y ramas, comprendí que la altitud de las personas, el lugar, el clima, etc. desempeñan un papel importante. En conclusión, tu estado mental y físico depende de cosas que no dependen de ti.


Siguiendo trabajando en esto, también tuvimos la posibilidad de poner a prueba nuestras habilidades de empatía y sensibilizarnos con las diferentes culturas preparando la fiesta intercultural y participando en el Teatro del Oprimido, donde podíamos cambiar la obra si lo considerábamos necesario. Esas sesiones me hicieron comprender que no estoy sola en este abrumador viaje llamado ESC.

Todos los participantes estaban deseando participar en la sesión dedicada al futuro después del ESC. Nos han dado valiosas ideas y fuentes sobre dónde encontrar trabajo, otras oportunidades de voluntariado y dónde utilizar el certificado Youth Pass obtenido. Aparte de eso, lo que más valoro es la gente que he conocido allí. Jóvenes con una fuerte voluntad de tener un impacto social a la vez que ponen en marcha sus proyectos personales: practicantes de yoga terapéutico, cuidadores de animales, profesores, animadores, jardineros, cocineros, etc.

Estoy infinitamente agradecida por formar parte de la sociedad europea y beneficiarme de experiencias de voluntariado tan positivas, llenas de aprendizaje, reflexión y evaluación.

Bueno, aún me quedan varios meses de voluntariado, ¡pero pronto empezará un nuevo capítulo!