La teoría de Darwin nos ha enseñado a lo largo de la historia que la evolución depende de la ley del más fuerte. Son sin embargo muchos los y las autoras y biólogas que discuten esta teoría: la supervivencia no depende de los más fuertes, si no de la cooperación entre iguales.

La teoría de la cooperación como elemento clave para la evolución ha ido ganando adeptos: la idea de que los seres humanos (y otras especies) no somos instintivamente egoístas, sino que buscamos el bien colectivo.

Es en este marco en los que siempre visualizo los proyectos de voluntariado. Las razones para empezar un voluntariado local pueden ser muchas: desde ‘quiero ayudar’, o ‘quiero compartir mi conocimiento y experiencia’, a ‘me da créditos para la universidad’.  Sea cual sea el motivo, la cuestión es que tienes dos elementos: tu tiempo, y tus ganas, para colaborar de forma activa en participar en proyectos sociales, y decides hacerlo. Y aquí es donde te das cuenta, en primera persona, que la solidaridad, la cooperación, lo comunitario… Es recíproca. Todo lo que das, lo recibes.

Y es todo esto que recibes que hace en muchas ocasiones tan atractivo el participar de forma voluntaria en diferentes proyectos. Hablar de competencias que adquieres durante el voluntariado nos podría llevar toda una tarde, y tendríamos que analizarlo por partes. Las competencias específicas dependerán del la actividad en la que estés participando (¡no es lo mismo colaborar en un casal, que ayudar diseñar una página web!).

Las transversales también podrán variar, pero habrá de comunes: empatía, paciencia, capacidad de responsabilizarse, trabajar en equipo, conocer tus límites. Son algunas de las cosas que se aprenden al participar en actividades voluntarias.

Sin embargo, quiero hacer hincapié en lo que personalmente considero uno de los mayores aprendizajes cuando pasas a ser una persona voluntaria. Quien me conozca sabe que siempre hablo maravillas del voluntariado, y de hecho, intento a convencer a cualquiera que quiera escucharme. El voluntariado es tiempo. Es coger tiempo que podrías invertir en cualquier otra cosa, e invertirlo de forma altruista en mejorar una comunidad – tu comunidad.

Esta es para mí la mayor competencia que adquieres durante este tiempo.

Pones a prueba la teoría de la evolución a través de la cooperación, y lo haces de forma activa. Creas vínculo, creas precedentes, y demuestras que tu entorno no sólo te importa, sino que además quieres hacer algo al respecto. Es el momento en que las imperfecciones de la sociedad y el sistema pasan a ser una responsabilidad común, y tomas acción.

Los cambios y las mejores no vienen con grandes acciones y grandes palabras. Vienen dedicando tiempo. Vienen con la preocupación común. Y vienen con la idea que cuánto más colaboremos, más posibilidades tenemos de crecer, de evolucionar y de sobrevivir.